Homenaje a Alberto Arbide, primer presidente del CERMI
Alberto Arbide, el mejor compañero de viaje
Por Mario García, presidente de COCEMFE
Conocí a Alberto Arbide hace quince años, y en todo este tiempo he podido corroborar lo que descubrí en el primer momento: que estaba ante una persona trabajadora, íntegra, pero sobre todo competente y muy capaz. Su licenciatura en Derecho siempre le ayudó a velar por los derechos de las personas con discapacidad desde el máximo conocimiento de la realidad. Su labor y entrega en la lucha por la igualdad se materializó en un primer momento con el impulso a una red de escuelas para personas con discapacidad intelectual en Guipúzcoa, al tiempo que demostraba la importancia de la formación para obtener un futuro esperanzador.
Siempre ha estado muy vinculado con el movimiento asociativo de la discapacidad y ha pasado por la Presidencia de las entidades más importantes del país, como son FEAPS y CERMI, obteniendo durante sus mandatos importantes avances para los colectivos a los que representaba en ambas organizaciones.
La verdad es que a mi me tocó sustituirle en la Presidencia del CERMI en el año 2002 y, debido al buen trabajo que dejó hecho y la necesidad de mantener el impulso que había dado al CERMI, resultó una tarea ciertamente difícil.
Consiguió como primer presidente del CERMI la cohesión del movimiento asociativo de la discapacidad en España, aunando en una sola voz la diversidad de la discapacidad. La unión hizo la fuerza y durante el periodo en que Alberto estuvo al frente del CERMI se consiguieron avances destacables basados en la claridad de sus propósitos y la justicia de sus reivindicaciones. Por ejemplo, en materia de integración laboral, consiguió un hito histórico, ya que por primera vez, no sólo en nuestro país, sino también en toda Europa, un gobierno firmaba un plan de empleo con el sector de la discapacidad. Además, consiguió mayores ventajas fiscales, una mayor seguridad económica al recuperarse automáticamente la pensión al perder el empleo, el incremento de las subvenciones por la formalización de contratos al colectivo, la instauración de medidas alternativas a la reserva de empleo en las empresas para diversificar los avances en materia de integración laboral, la tipificación del incumplimiento de la LISMI como falta grave y su correspondiente sanción económica, la ampliación de los recursos financiados a través de la casilla de fines sociales, la primera estadística fiable sobre discapacidad en España…
El hecho de haber marcado no sólo los planes de empleo estatales, sino en general las políticas sociales de discapacidad demuestran la importancia adquirida por el Comité, que ha trabajado codo con codo con cada gobierno para la toma en consideración e incorporación de las demandas del colectivo de forma transversal a la acción del Ejecutivo, tanto central como autonómico, a través de la creación de los CERMIS autonómicos.
La colaboración entre el sector social y las distintitas instituciones del país ha permitido desarrollar una legislación envidiada en gran parte del mundo desarrollado.
Siempre estaremos en deuda con él por el excelente trabajo que hizo a favor de la visibilidad del colectivo y su ayuda a la hora de desterrar mitos y de perder el miedo a ser discriminados por el hecho de tener una discapacidad.
El CERMI ha conseguido desde sus inicios avances y mejoras efectivas en la calidad de vida de las personas con discapacidad, ha reforzado el conocimiento y la protección de sus derechos y ha potenciado la igualdad de oportunidades de este colectivo. Todo ello se ha visto reflejado en las mejoras evidentes en la integración y normalización de estos sectores en la sociedad.
Un claro ejemplo del afecto que siempre hemos tenido en COCEMFE hacia Alberto Arbide fue la concesión del Premio COCEMFE 2006 a la Trayectoria Personal, en reconocimiento a su compromiso y eficiente trabajo al frente de numerosas organizaciones del sector y por su dedicación al colectivo de personas con discapacidad a lo largo de su vida.
Su trabajo se ha visto también reconocido en innumerables ocasiones, como cuando recibió del Gobierno de la Nación la Gran Cruz de la Orden Civil de la Solidaridad Social, la máxima distinción española en el ámbito social o el Premio al Voluntario de Honor de la Diputación Foral de Guipúzcoa.
Su labor no se ha limitado al interior de nuestras fronteras, puesto que Alberto Arbide ha representado al CERMI en el Foro Europeo de Discapacidad, colaborando activamente en la constitución del mismo, y ha sido Comisionado del CERMI para Asuntos Europeos y presidente de su Comisión de Asuntos Internacionales.
Son razones más que suficientes para pensar en Alberto Arbide como un gran apoyo para todas las personas con discapacidad en España y Europa. Siempre estaremos en deuda con él por el excelente trabajo que hizo a favor de la visibilidad del colectivo y su ayuda a la hora de desterrar mitos y de perder el miedo a ser discriminados por el hecho de tener una discapacidad.